Diabetes tratamiento. Estilo de vida. (parte I)

Contenido del artículo

    • Estilo de vida y diabetes
    • Alimentación y diabetes
    • Deporte y diabetes
    • Control diario de la diabetes
    • Conclusión

Para continuar con esta serie de entradas en las que nos hemos adentrado en el mundo de la diabetes conociendo qué es la diabetes, cuáles son sus síntomas, y cuál es su diagnóstico, toca el turno al tratamiento que requiere la diabetes para no solo mejorar nuestro día a día, si no alargar la esperanza de vida y disminuir la probabilidad de aparición de las complicaciones que suelen ir asociadas como son problemas renales, oculares, cáncer o amputaciones.

Para ello es necesario comenzar con el estilo de vida y aprender de qué cambiamos podemos ser partícipes y remarcar la importancia del control diario de los niveles de glucosa en sangre, aunque también debo hablar sobre las distintas estrategias terapéuticas (medicación) y en qué consiste cada una.

Estilo de vida y diabetes

El estilo de vida es de vital importancia (valga la redundancia), sea cual sea el tipo de diabetes que padezcas. De hecho, en algunos casos, un cambio en el estilo de vida es en algunos casos suficiente para revertir la enfermedad, o al menos para tenerla bajo control.

Pero, ¿a qué nos referimos cuando decimos estilo de vida? Pues a los hábitos que nos acompañan día tras día. Y estos no son solo nuestra alimentación o si realizamos deporte, si no también cuánto tiempo pasamos sentados sin levantarnos, cuánto tiempo estamos con el móvil o mirando la televisión, cuántas horas nos da la luz del sol, si un fin de semana significa para nosotros estar en la montaña o en el bar, cuántas horas dormimos, a qué hora nos levantamos y un largo (larguísimo) etcétera de actitudes y comportamientos que nos acompañan en nuestro día a día.

Estos hábitos, este estilo de vida, siendo importante en toda la población, cobra especial relevancia ante un paciente diabético, ya que altera (y por tanto pueden hacerlo para bien o para mal) factores tan importantes como nuestros niveles de glucosa en sangre, la respuesta ante la ingesta de la alimentos o las necesidades de insulina. Por eso, ciertos cambios en el estilo de vida deben ser el primer ladrillo en la pared que es el tratamiento de la diabetes.

Alimentación y diabetes

La alimentación es, como no podía ser de otra manera, clave para el tratamiento del paciente diabético. Y debemos ser claros, un paciente diabético no debe comer de todo. Repito: un paciente diabético no debe comer de todo.

¿Qué alimentos no debería comer un diabético? En primer lugar, señalamos a los sospechosos habituales: bollería, dulces, ultraprocesados, etc. Pero no quiero quedarme ahí, hay alimentos que un diabético también debería eliminar, como es el pan, la patata hervida o el arroz blanco, los cuales son alimentos con una alta carga de hidratos de carbono y muy baja cantidad de fibra. Esta fibra podría al menos ralentizar la absorción de las moléculas de almidón y suavizar la curva de glucosa en sangre post ingesta.

¿No lo crees? En un estudio en diabéticos tipo I, se analizó el efecto de consumir diariamente 100g de hidratos de carbono frente a 250g diarios. El primer grupo, en comparación con el segundo, mostraba curvas de glucosa en sangre mucho más estables, menos hiperglucemias y menor aparición de hipoglucemias. Además redujeron el peso. Poco más que añadir.

La fisiología de los diabéticos es ligeramente distinta a la de los sujetos sanos, y por tanto debemos adecuarnos a sus características y tomar precauciones que, siendo saludables también en las personas metabólicamente sanas, no tienen tanta relevancia como en el paciente diabético.

Si hay alimentos que podemos eliminar a todos los diabéticos, estos son los de alta carga glucémica. (puedes leer aquí sobre ella). La carga glucémica es el resultado de multiplicar el índice glucémico de un alimento por la cantidad de hidratos que aporta dicho alimento. (Sí, sé que esto suena a chino, por eso te lo explico en profundidad en esta otra entrada, que esta ya la tenemos bastante cargada de información).

Ahora bien, según tu tipo de diabetes la estrategia de alimentación será distinta. No se aborda de la misma manera una diabetes gestacional que una diabetes tipo 2 o que una diabetes tipo 1. Cada clase de diabetes tiene sus diferencias y debemos tratarla en función de estas. Por eso propongo 3 tipos de alimentación según tu diabetes: una más restrictiva para diabéticos tipo 1, un más amplia para madres con diabetes gestacional y un enfoque intermedio para diabéticos tipo 2.

Pero digo más, cada paciente dentro de la misma diabetes puede requerir un patrón alimentario distinto. Por poner un ejemplo, no será el mismo caso el de un paciente diabético tipo 2 con una insulina en ayunas de 8 µUI/ml que un paciente también diabético tipo 2 pero con un valor de la insulina en ayunas 15 µUI/ml. Por eso, generalizar una pauta de alimentación para todos los diabéticos sería atreverse demasiado (y fallar casi con seguridad).

Por otro lado, podemos dejar de hablar de alimentos y tratar los horarios. Por ejemplo, en un estudio se vio que cenar tarde empeoraba los niveles de glucosa en sangre durante todo el día siguiente, con una diferencia en la glucemia de hasta el 20%.

En otro estudio, se demostró que comer 3 veces al día mejoraba los niveles de glucosa en sangre, la pérdida de peso y reducía los niveles de insulina necesarios frente a comer 6 veces al día (destrozando de paso el mito de la importancia de las 5 comidas al día).

Como ya he dicho, debemos tratar nuestro estilo de vida como un todo y no poner el foco en aspectos muy concretos. No dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque.

Deporte y diabetes

La realización de actividad física es, de nuevo, clave para el tratamiento y calidad de vida del paciente diabético. En concreto el entrenamiento de fuerza ayuda a mantener los niveles de glucosa estables en el tiempo, lo que ayuda a evitar hiperglucemias y mantener unos buenos valores de hemoglobina glicada.

Los pacientes diabéticos con resistencia a la acción de la hormona insulina se ven enormemente favorecidos por la práctica deportiva, al disminuir esta resistencia y ayudar a aliviar la lipotoxicidad y la inflamación crónica que la causan y mejorar la flexibilidad metabólica.

Pero no solo estos, también los pacientes que se inyectan insulina se verán favorecidos. Tras la práctica deportiva, los músculos son más sensibles a la insulina, por lo que necesitaremos dosis menores, lo que ayudará al control de los niveles de glucosa en sangre y a prevenir hipoglucemias.

Además, en qué momento realizamos la práctica deportiva y de qué tipo también ayuda al control glucémico. Por ejemplo, en un estudio se obtuvieron mejores resultados andando durante media hora después de comer que realizando una combinación de ejercicios de fuerza y posteriormente andar, también durante 30 minutos. Como vemos, la tradicional passeggiata italiana (un paseo después de cenar) tiene su explicación.

En este otro estudio en diabéticos tipo 2, la realización de un HIIT (entrenamiento interválico de alta intensidad) por la tarde mejoró el control de la glucemia respecto a practicarlo por la mañana. De nuevo, los detalles importan.

Si te has quedado con ganas de leer sobre qué deporte debería practicar un paciente diabético, puedes continuar aquí para el diabético tipo 1 y aquí para el diabético tipo 2.

Control diario de diabetes

Este estilo de vida saludable que propongo ejerce, como podemos ver, una enorme influencia sobre nuestros niveles de glucosa en sangre. Un adecuado control de la glucemia prolonga la vida de las células β del páncreas, encargadas como sabemos de fabricar y liberar la insulina, disminuyendo así la necesidad de insulina exógena, incluso en pacientes diabéticos tipo 1.

Un buen control glucémico no solo alarga la vida del páncreas, también disminuye el daño que produce la enfermedad en el resto de los órganos del cuerpo. Por ejemplo, en un estudio publicado en 2014 con casi 1500 pacientes seguidos durante 30 años, un adecuado control de la glucosa en sangre disminuía en un 58% la aparición de enfermedad cardiovascular, y hasta un 76% la aparición de complicaciones microvasculares como por ejemplo retinopatías (ojos) o nefropatías (riñones).

Espero que te haya quedado clara la importancia de tus hábitos en el control de la glucemia, el tratamiento de la enfermedad y en su evolución. A continuación, voy a tratar sobre las diferentes opciones en cuanto a insulina y medicación hipoglucemiante. No obstante, será en otras entradas (esta y esta), que aquí me he quedado sin espacio.

Conclusión

Como has podido leer, el estilo de vida es clave para mejorar la salud del paciente diabético, tanto a corto como medio y largo plazo. No solo contribuye a unas glucemias más estables y a reducir las necesidades de insulina, si no también a evitar posibles complicaciones.

La práctica deportiva, concretamente el entrenamiento de fuerza, y una buena alimentación acorde a cada paciente son elementos esenciales, pero no son los únicos.

 

Referencias:

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