Ayuno y diabetes

Contenido del artículo

      • Tipos de ayuno
      • Ventana restringida de alimentación
      • Ayuno intermitente y diabetes
      • Ayunos y diabetes
      • Conclusión

Las dietas de moda siempre están de actualidad. Hace unos años solo se hablaba de la dieta Duncan o de patrones alimenticios como el paleo, y ahora le ha llegado el turno al ayuno intermitente (sin ser como tal una dieta o un patrón alimenticio, más bien un protocolo).

Por eso, me propuse investigar sobre cuánto de verdad hay tras la nueva moda del ayuno intermitente. Reconozco que mi visión inicial era bastante escéptica. Según pensaba, cualquier beneficio del ayuno se da como consecuencia de la restricción de calorías, o lo que es lo mismo, de que comemos menos, y en consecuencia perdemos peso.

Para saber si he cambiado de opinión, y si de verdad el ayuno aporta algo más que la restricción calórica, deberás seguir leyendo.

Tipos de ayuno

El ayuno es una herramienta para la mejora de salud, o al menos eso plantean sus defensores. Hay distintos protocolos que podemos aplicar con este objetivo, y aunque unos son más conocidos que otros, voy a presentarte las cuatro opciones con las que se trabaja actualmente:

  1. Ventana restringida de alimentación: aquí dispondremos de una ventana de 4 a 8 horas durante la cual podremos ingerir alimentos, y otra de 16 a 20h durante la cual no podremos comer. Por ejemplo, podremos comer de 10 de la mañana a 6 de la tarde, y el resto del tiempo estará prohibido.
  2. Ayuno intermitente: alternaremos 24h de ayuno (o 25% de la ingesta de mantenimiento) con 24h de comer libremente (ad libitum)
  3. Ayuno periódico: ayunaremos o ingeriremos el 25% de las calorías de mantenimiento durante 2 días a la semana, y el resto comeremos ad libitum (5:2).
  4. Dieta imitadora del ayuno (del inglés fasting mimicking diet) que reduce la ingesta al 30% de las calorías diarias necesarias, pero solo durante 5 días consecutivos al mes.

De entre estos, el más famoso es el tiempo restringido de alimentación o ventana restringida de alimentación, llamado ayuno intermitente de forma popular (y aunque errónea, ¿Quién soy yo para llevar la contraria a toda la sociedad?). Lo llames como lo llames, te lo presento.

Ventana restringida de alimentación

Este tipo de ayuno no se entiende si no conocemos qué son los ritmos circadianos y, por ende, qué es la crononutrición. De ahí la importancia de la entrada anterior, clave para entender qué nos puede aportar este protocolo de ayuno.

Hay multitud de estudios al respecto, y generalmente, apenas encuentran beneficios en comparación con la restricción calórica habitual, siempre que haya igualdad de calorías. De ahí mi escepticismo inicial.

Pero si vamos más allá y estudiamos algo más que la pérdida de peso (que suele ser el objetivo de los estudios comparativos), la cosa puede cambiar y se obtienen resultados inesperados. Vamos a ver varios estudios.

El primero de ellos, de Robert Jones y colaboradores, con sujetos jóvenes y sanos. Se realizó un diseño del experimento curioso. Primero, durante 2 semanas, todos restringieron su ventana de alimentación, desde las 8:00 hasta las 16:00h, eso sí, tanto como quisieran. Se registró lo que comieron (tanto el total como la distribución de macronutrientes) y se replicó después durante otras 2 semanas, pero 9 meses después y sin restringir la ventana de alimentación.

Como esperaba, no hubo diferencias en la composición corporal, en el nivel de actividad física, en los valores medios de glucosa o los valores de glucosa, insulina o triglicéridos en ayunas.

Pero la sensibilidad a la insulina mejoró en el grupo que restringió su horario, mientras que empeoró en el que no lo hizo, y también la respuesta a una bebida con hidratos y proteínas mejoró en el primer grupo y empeoró en el segundo, lo que indica que mejoró la captación de nutrientes por parte del músculo.

Todo esto en solo 2 semanas. Estudios más largos, de 8 semanas por ejemplo, sí demuestran una disminución en los niveles de insulina en ayunas en jóvenes sanos. Por tanto, si esto sucede en jóvenes sanos y deportistas, ¿Qué puede pasar en personas con resistencia a la insulina?

Ayuno intermitente y diabetes

Voy a presentarte 2 estudios, el primero en personas con prediabetes y otro en personas con diabetes tipo 2.

El primero de ellos, de Elizabeth Sutton y colaboradores, con una intervención de 5 semanas con un periodo de alimentación de 6h (con la última comida siempre antes de las 15:00h) comparado con un periodo de 12h, con las mismas calorías.

Un detalle muy importante de este estudio es que los grupos se cruzaron. Es decir, que el primer grupo, después de un periodo de lavado de 7 semanas, hizo lo que el segundo, y viceversa. Así se eliminan posibles factores confusores.

El peso perdido en ambos grupos fue similar, igual que los niveles de glucosa en ayunas y los niveles medios de glucosa. Sin embargo, en el primer grupo los niveles de insulina se redujeron de forma muy marcada, tanto en ayunas como después de comer, lo que es indicativo de una mejora en la sensibilidad a la insulina y de una menor carga de trabajo sobre las células β del páncreas.

Esta reducción en la insulina fue tanto mayor como mayores eran los niveles antes de iniciar el estudio. Por si esto fuera poco, tras las 7 semanas de lavado los efectos de la intervención aún perduraban (siendo más de un 25% menores que al principio).

Curiosamente, la única excepción de estos efectos duraderos fue un paciente que viajó a múltiples franjas horarias durante las 7 semanas. Parece que la alteración de los ritmos circadianos le jugó una mala pasada.

Además, el primer grupo redujo también sus niveles de tensión arterial, de una forma bastante marcada (al nivel de medicamentos antihipertensivos), lo que tiene sentido si somos conscientes de que una de las consecuencias de los altos niveles de insulina es el desarrollo de hipertensión. También redujo ciertos marcadores de estrés oxidativo.

Voy con el siguiente estudio, este sí en pacientes con diabetes tipo 2, a cargo de Hana Kahleova y colaboradores. Este es más largo, de 12 semanas de duración.

Se comparó la ingesta de 2 comidas al día, desayuno y almuerzo (ingeridos antes de las 16:00h), frente a 6 comidas diarias repartidas a lo largo del día. Como siempre, la misma cantidad de calorías totales, calculada una restricción de 500 calorías diarias sobre las calorías de mantenimiento de cada individuo.

La ingesta diaria se redujo de forma similar en ambos grupos. Sin embargo, la pérdida de peso fue mayor en el primer grupo, el de las 2 comidas (3.7 vs 2.3kg). También fue mayor la reducción de la grasa hepática.

La glucosa y la insulina en ayunas se redujeron en ambos grupos, pero más en el primero. Por el contrario, el glucagón se redujo en el primer grupo, pero aumentó en el segundo. Te recuerdo que el glucagón elevado es uno de los problemas a los que nos enfrentamos a la hora de tratar la diabetes.

La sensibilidad a la insulina mejoró en ambos grupos, aunque más en el primero. Finalmente, aunque la reducción del gasto energético en reposo fue similar en ambos grupos, la disminución fue ligeramente mayor en el segundo.

Para terminar este apartado, voy con un jarro de agua fría. Un estudio similar, con una ventana de restricción de alimentación de 8h (de 12:00 pm hasta las 8:00 pm), comparado con 3 comidas sin límite de tiempo. Aquí las cantidades totales ingeridas o la distribución de macronutrientes no fue marcada por los investigadores.

Aunque los resultados favorecen levemente al primer grupo, en general son muy parejos. La discrepancia con los estudios anteriores puede deberse al poco control por parte de los investigadores, o a que la ventana de alimentación empieza y termina mucho más tarde que en los otros casos, y si algo nos quedó claro en la entrada anterior, es que las horas a las que comemos importan.

Varios estudios señalan que restringir la ingesta a última hora de la tarde o a la noche produce nulos resultados o incluso empeora el control glucémico. Por lo que no todo es delimitar durante cuántas horas comemos, si no también cuáles son esas horas.

Para finalizar, a modo de resumen, la pérdida de peso conseguida puede ser similar o algo superior al restringir la ventana de alimentación, pero el efecto más positivo a mí parecer es la mejora conseguida respecto a la sensibilidad a la insulina y la hiperinsulinemia.

Ayunos y diabetes

Según varias revisiones, el efecto de los otros tipos de ayuno no difiere de la restricción calórica continua, siempre y cuando se restrinja la misma cantidad en ambos casos.

Sin embargo, en algún estudio sí se ha visto alguna ventaja sobre la cantidad de insulina liberada y la sensibilidad a la insulina cuando en estos protocolos se ha echado mano de la crononutrición y la ingesta ha sido, como imaginarás, por la mañana en lugar de por la tarde.

En cualquier caso, parece que la adherencia a este tipo de protocolos es más débil, y se observa que a largo plazo las personas dejan de seguirlos o son más laxos con las cantidades restringidas.

Por tanto, puede ser útil en ciertos contextos, especialmente como tratamiento de choque, pero a largo plazo no parecen ser la opción ideal.

Conclusión

La diferencia entre el tiempo restringido de alimentación y los otros tipos de ayuno reside en la crononutrición, de la cuál podemos sacar ventaja. Los otros tipos de ayuno apenas difieren de las restricción calórica habitual que solemos emplear.

Respecto a restringir la ventana de alimentación, varios estudios señalan que disminuye el hambre y los antojos, pero esto puede no funcionar en todo el mundo. Como siempre, debemos individualizar.

Finalmente, requerimos de más estudios para optimizar los protocolos y dar con alguna clave que todavía nos puede faltar, como qué horas son las óptimas de alimentación o si debemos ir desplazando las horas a medidas que sincronizamos nuestros relojes internos, ya que en personas con los relojes muy alterados la sincronización podría necesitar de una progresión.

 

Referencias:

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JONES, Robert, et al. Two weeks of early time-restricted feeding (eTRF) improves skeletal muscle insulin and anabolic sensitivity in healthy men. The American journal of clinical nutrition, 2020, vol. 112, no 4, p. 1015-1028.

MORO, Tatiana, et al. Effects of eight weeks of time-restricted feeding (16/8) on basal metabolism, maximal strength, body composition, inflammation, and cardiovascular risk factors in resistance-trained males. Journal of translational medicine, 2016, vol. 14, no 1, p. 1-10.

SUTTON, Elizabeth F., et al. Early time-restricted feeding improves insulin sensitivity, blood pressure, and oxidative stress even without weight loss in men with prediabetes. Cell metabolism, 2018, vol. 27, no 6, p. 1212-1221. e3.

KAHLEOVA, Hana, et al. Eating two larger meals a day (breakfast and lunch) is more effective than six smaller meals in a reduced-energy regimen for patients with type 2 diabetes: a randomised crossover study. Diabetologia, 2014, vol. 57, no 8, p. 1552-1560.

LOWE, Dylan A., et al. Effects of time-restricted eating on weight loss and other metabolic parameters in women and men with overweight and obesity: the TREAT randomized clinical trial. JAMA internal medicine, 2020, vol. 180, no 11, p. 1491-1499.

BARNOSKY, Adrienne R., et al. Intermittent fasting vs daily calorie restriction for type 2 diabetes prevention: a review of human findings. Translational Research, 2014, vol. 164, no 4, p. 302-311.

RAJPAL, Aman; ISMAIL‐BEIGI, Faramarz. Intermittent fasting and ‘metabolic switch’: Effects on metabolic syndrome, prediabetes and type 2 diabetes. Diabetes, Obesity and Metabolism, 2020, vol. 22, no 9, p. 1496-1510.

GABEL, Kelsey, et al. Differential effects of alternate-day fasting versus daily calorie restriction on insulin resistance. Obesity, 2019, vol. 27, no 9, p. 1443-1450.

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