Alteraciones hormonales en diabetes

Contenido del artículo

      • Amilina
      • Amilina y diabetes
      • Hormonas incretinas: GLP-1 y GIP
      • Hormonas incretinas y diabetes
      • Conclusión

Los distintos tipos de diabetes se caracterizan por la alteración de distintas hormonas de lo que se consideraría normal o saludable. Las hormonas relacionadas con la diabetes más conocidas son el glucagón, la leptina y sobre todo la insulina, de las que ya te hablé en una entrada anterior.

No obstante, hay otras hormonas en nuestro organismo que también se ven alteradas en los pacientes con diabetes: estas son la amilina y las conocidas como hormonas incretinas: el péptido similar al glucagón tipo 1 y el péptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GLP-1 y GIP respectivamente y de ahora en adelante por razones obvias).

Como ya me conoces, creo que sabes de qué voy a hablar hoy. Como todo lo que está presente dentro de nuestro organismo, tienen una función. Podemos decir que están ahí por algo. Y claramente, si no pueden cumplir su función correctamente, habrá consecuencias.

Amilina

Te he hablado en multitud de ocasiones de la insulina y de cómo se produce y se libera gracias a unas células del páncreas llamadas células β. Lo que no te había dicho hasta ahora es que en esas mismas células también se produce y libera otra hormona: la amilina.

La amilina se secreta a la vez que la insulina y respondiendo al mismo estímulo: la ingesta de nutrientes. Eso sí, se secreta en mucha menor cantidad. Concretamente en una proporción 50:1 en favor de la insulina.

Seguro que te estarás preguntando qué función tiene la amilina. Pues es complementaria a la insulina. Si la insulina favorece la captación de la glucosa sanguínea para evitar que sus niveles suban demasiado, la amilina se encarga de enlentecer el vaciado del estómago para que los alimentos llegan más lentamente al intestino.

Con esto se favorece un enlentecimiento en la absorción de nutrientes. Es decir, estos se absorben y aparecen en sangre más lentamente, facilitando así su captación y previniendo que se eleven sus niveles en sangre por encima del rango normal.

Por si fuera poco, como su compañera la insulina, también inhibe la hormona glucagón, que recuerda que era la hormona encargada de elevar los niveles de glucosa en sangre.

Para terminar, la hormona amilina reduce la ingesta y favorece la pérdida de peso. Todo un tesoro esta amilina.

Amilina y diabetes

Como te he dicho, esta hormona también se produce y libera en las células β. Por tanto, si en los pacientes con diabetes tipo 1 no hay insulina debido a la muerte de las células β, tampoco habrá amilina. Los pacientes con diabetes tipo 2 que requieran insulina se encuentran en el mismo caso.

Por ello se ha desarrollado un medicamento que la sustituye, Pramlintida. Se suele prescribir en pacientes que no muestran un adecuado control glucémico solo con la inyección de insulina exógena. También se ha observado que en pacientes con obesidad puede contribuir a la pérdida de peso.

Y ahora llega la bomba. Parece que la amilina, segregada en exceso, como en personas con resistencia a la insulina, forma agregados, que se acumulan en distintas zonas del cuerpo, entre ellas el cerebro, con efectos neurotóxicos.

Estos agregados se han observado en las neuronas de los pacientes con Alzheimer, sean o no diabéticos. También en el páncreas de pacientes con diabetes tipo 2, lo que parece que contribuye a la toxicidad y pérdida de las células β.

Esta podría ser la conexión que une la diabetes tipo 2 con el Alzheimer, también llamado en algunos círculos como diabetes tipo 3, aunque de esto hablaré en otra ocasión.

Hormonas incretinas: GLP-1 y GIP

Se liberan en el intestino tras la ingesta de nutrientes (a mayor ingesta, mayor liberación), y están adquiriendo cada vez más importancia por su potencial efecto terapéutico, ya que tienen efectos beneficiosos como antidiabéticos.

Se les bautizó con ese nombre debido al efecto incretina. Este efecto consiste en que, al comparar la administración de cierta cantidad de glucosa vía oral y la misma cantidad, pero intravenosa, la administrada por vía oral provoca una mayor liberación de insulina, debido al efecto de estas hormonas.

Fuente: The evolving story of incretins (GIP and GLP-1) in metabolic and cardiovascular disease: A pathophysiological update.

Por tanto, ambas comparten la función de aumentar la liberación de insulina. Este efecto incretina es responsable de mantener el 80% de la glucosa ingerida fuera de la circulación sanguínea. Por tanto, es importantísimo para una adecuada tolerancia a la glucosa. Además de esta, ambas hormonas presentan distintas funciones que las diferencian.

GIP es la que tiene una mayor presencia fisiológica, es decir, la que presenta niveles más elevados de forma normal. Además de favorecer la liberación de insulina (en mayor medida que GLP-1), promueve la liberación de glucagón (lo que parece paradójico) y regula el metabolismo en el tejido adiposo.

La función principal por tanto de GIP sería la de ayudar a mantener estables los niveles de glucosa, favoreciendo la liberación de insulina cuando la glucosa está alta y la liberación de glucagón cuando la glucosa está baja.

Por otro lado, GIP favorece la acumulación de grasa (en forma de triglicéridos) en el tejido adiposo. Por ello tradicionalmente se ha considerado como una hormona que contribuye a la obesidad, aunque actualmente la visión ha cambiado al observarse que previene la obesidad e induce la pérdida de peso (en animales) obesos.

GLP-1, en cambio, sí inhibe la liberación de glucagón y además enlentece el vaciamiento gástrico y disminuye el apetito, como la amilina antes vista. Por lo tanto, parece que su efecto está más relacionado con la disminución de la ingesta y de la movilidad del estómago y del intestino.

Hormonas incretinas y diabetes

Los niveles de las hormonas incretinas se muestran de forma distinta según el tipo de diabetes. En pacientes con diabetes tipo 1 (sin obesidad), los niveles de GIP aparecen elevados, mientras que los de GLP-1 suelen ser normales. Eso sí, sus efectos sobre la insulina no se dan en este tipo de pacientes, ya que no producen insulina.

En cambio, el efecto incretina está marcadamente reducido en personas con diabetes tipo 2 y en personas con obesidad. Aunque los niveles de GIP pueden ser normales o ligeramente elevados, su efecto sobre la liberación de insulina aparece disminuido.

Por si fuera poco, GLP-1 aparece reducida en este tipo de pacientes. El descubrimiento de este hecho abrió la puerta al tratamiento terapéutico con GLP-1 (en concreto con agonistas del receptor de GLP-1). Los resultados hablan por sí solos.

El tratamiento con estos agonistas favorece la normalización de los niveles de glucosa en ayunas, mejora el control glucémico, la función de las células β (y por tanto la liberación de insulina), disminuye la ingesta y favorece la pérdida de peso, lo que conlleva una mejora de la sensibilidad a la insulina.

También se ha observado que impide el desarrollo de aterosclerosis, con lo que puede ser de ayuda contra la aparición de enfermedades cardiovasculares, y que mejoran la función cognitiva en pacientes con diabetes tipo 2 y deterioro cognitivo.

Por otro lado, actualmente no se ha sido capaz de utilizar agonistas del receptor GIP (o antagonistas) con potencial terapéutico, por lo que de momento solo podemos explotar el potencia de una de las dos hormonas incretinas.

Conclusión

Hay hormonas más allá de la insulina o el glucagón que tienen una marcada relación con la diabetes. Este es el caso de la amilina y las hormonas incretinas GIP y GLP-1.

La amilina es casi inexistente en pacientes diabéticos cuyo páncreas está muy deteriorado, como es el caso de diabéticos tipo 1 y tipo 2 insulinodependientes.

Por otro lado, aunque el efecto incretina está casi intacto en pacientes con diabetes tipo 1, su función sobre la liberación de insulina está impedida por razones obvias. En cambio, en el paciente con diabetes tipo 2, el efecto incretina se ve reducido, debido a la reducción en los niveles de GLP-1 y a una aparente resistencia a GIP.

Este conocimiento nos ayuda a mejorar el tratamiento y encontrar nuevas dianas terapéuticas sobre el paciente con diabetes, para mejorar su calidad de vida, el control glucémico y la posible aparición de complicaciones.

 

Referencias:

ARONOFF, Stephen L., et al. Glucose metabolism and regulation: beyond insulin and glucagon. Diabetes spectrum, 2004, vol. 17, no 3, p. 183-190.

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ROSENBERG, Jared, et al. Incretin Hormones: Pathophysiological Risk Factors and Potential Targets for Type 2 Diabetes. Journal of obesity & metabolic syndrome, 2021, vol. 30, no 3, p. 233.

HOLST, Jens Juul. Treatment of Type 2 Diabetes and Obesity on the Basis of the Incretin System: The 2021 Banting Medal for Scientific Achievement Award Lecture. Diabetes, 2021, vol. 70, no 11, p. 2468-2475.

NAUCK, Michael A., et al. The evolving story of incretins (GIP and GLP‐1) in metabolic and cardiovascular disease: A pathophysiological update. Diabetes, Obesity and Metabolism, 2021, vol. 23, p. 5-29.

STANCHEV, Pavel E., et al. Serum Levels of Incretin Hormones–GLP-1 and GIP in Patients with Type 1 Diabetes Mellitus. Folia Med (Plovdiv), 2019, vol. 61, no 1, p. 70-6.

 

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