Semaglutida, ¿La cura de la obesidad?

Contenido del artículo

    • Agonistas glp-1, semaglutida y diabetes
    • Semaglutida, ¿la cura de la obesidad?
    • El efecto rebote
    • Efectos adversos de los GLP-1
    • Conclusión

Según la OMS, la obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

Desde hace varias décadas, las cifras de sobrepeso y obesidad en la población general de países industrializados se han disparado. Desde 1975 se ha casi triplicado el número de personas con sobrepeso u obesidad.

Hay países con cifras de sobrepeso y obesidad de alrededor del 70%, lo cual es una barbaridad. En la siguiente imagen podemos ver el ascenso meteórico vivido en los últimos años.

Fuente: Trends in adult body-mass index in 200 countries from 1975 to 2014: A pooled analysis of 1698 population-based measurement studies with 19.2 million participants.

No puedo detenerme en enumerar las causas y factores que han provocado esta pandemia de sobrepeso, que darían para un artículo completo, o una serie de ellos.

En resumen, el fácil acceso a alimentos ultrapalatables, hipercalóricos y a bajo precio que nos facilita la industria alimentaria (a los cuáles no estamos adaptados como especie), junto a la cada vez menor necesidad de realizar actividad física (por los avances tecnológicos y los cambios en el estilo de vida), son dos de los principales culpables.

Vivimos en un ambiente obesogénico, es decir, vivimos en un ambiente que predispone a la acumulación de grasa y desarrollo de sobrepeso y obesidad. Por ello, las cifras astrónomicas que estamos viviendo. Y también por ello, desde hace décadas se están buscando remedios que nos ayuden contra esta pandemia. Parece que por fin han dado con una: los agonistas GLP-1, y en concreta la semaglutida.

Agonistas glp-1, semaglutida y diabetes

Los agonistas GLP-1 son unos fármacos que actúan uniéndose y activando los receptores de la hormona GLP-1 (péptido similar al glucagón-1). La hormona GLP-1 es una de las conocidas como hormonas incretinas, las cuales se liberan después de comer.

GLP-1, aunque en estructura es similar al glucagón, sus funciones distintas. Mientras que el glucagón eleva la glucosa en sangre, el GLP-1 estimula la liberación de insulina, inhibe el propio glucagón, reduce el apetito y retrasa el vaciamiento gástrico.

Los agonistas GLP-1 se empezaron a utilizar para mejorar los niveles de glucosa de pacientes con diabetes tipo 2. Dentro de este grupo hay distintos fármacos: exenatida, dulaglutida, liraglutida o semaglutida, entre otros.

Distintos estudios demuestran la eficacia de este tipo de medicamentos para mejorar los niveles de glucosa en sangre, no solo en diabetes tipo 2, también en otros tipos.

Vemos por ejemplo un estudio donde a pacientes con diabetes tipo 2 se les administra liraglutida o insulina, y aunque los beneficios sobre el control de glucosa son similares, la insulina causa ganancia de peso mientras que la liraglutida favoreció su pérdida.

O este otro, donde la dulaglutida consiguió los mismos beneficios respecto al control glucémico que la insulina en pacientes con LADA (y mejores que sitagliptina, otro andiabético).

Finalmente, además de beneficios sobre la glucosa se ha observado beneficios a nivel cognitivo (procesos mentales de memoria y aprendizaje) en pacientes con diabetes tipo 2 con este tipo de medicamentos, independientemente de la mejoría en la glucemia o de la pérdida de peso.

Semaglutida, ¿la cura de la obesidad?

Con la liraglutida comenzó a observarse que favorecía la pérdida de peso (alrededor de un 5-7%). Esto llamó la atención y causó que los focos se pusieran sobre esta clase de medicamentos.

Seguidamente, los focos se pusieron sobre la semaglutida, ya que según diversos estudios consigue una pérdida de peso mayor. En un estudio se compararon los dos fármacos, y se observó que mientras que con liraglutida era de un 7.8%, con la semaglutida la pérdida de peso llegaba al 13.8% con la dosi más alta (0.4mg/d).

En otro de ellos, una inyección semanal de hasta 2.4mg durante 20 semanas conseguía reducciones de peso del 9.9% (por una disminución de la ingesta del 35%, mayor sensación de saciedad y menos antojos).

Finalmente, mencionar un estudio donde se utilizaba la misma dosis que el anterior, pero durante 68 semanas, la pérdida de peso alcanzaba el 14.9% (15.3kg de media).

Fuente: Once-Weekly Semaglutide in Adults with Overweight or Obesity.

¿Son buenos resultados? Indudablemente sí. ¿Mejorará la salud del paciente? A corto plazo sí. Habrá beneficios a nivel de inflamación, niveles de glucosa, tensión arterial, perfil lipídico, etc.

¿Qué pasará a largo plazo? Pues lo mismo que sucede en las cirugías bariátricas. Que si el paciente consigue acompañar este cambio de una mejora de sus hábitos, podrá mantener el peso perdido. ¿Y si no?

El efecto rebote

Tanto las operaciones de cirugía bariátrica, como los planes milagrosos de batidos de 600 calorías al día como ahora la toma de este tipo de fármacos, los agonistas GLP-1, son parches.

Son apaños a una situación concreta. ¿Te ayudan a perder peso? Sí. Pero, ¿Qué pasa cuando retomas tu antigua vida? Pues que un enorme porcentaje de gente recupera al menos gran parte del peso perdido, algunos incluso se superan.

Esto ya lo sabíamos. Pero es que ahora hay estudios de recuperación del peso perdido con semaglutida. ¿Qué dicen?

Pues que, al cabo de un año, han recuperado 2/3 del peso perdido. Y me aventuro a predecir que al cabo de dos años lo habrán recuperado todo. No porque haya efecto rebote, si no porque no hay aprendizaje, no hay un cambio real.

Además, debemos tener (muy) en cuenta que, con cada pérdida de peso, especialmente si son grandes pérdidas, se pierde parte de masa muscular. Si durante el proceso ingerimos suficiente proteína y entrenamos fuerza, podemos ayudar a retener esta masa muscular.

Pero esto no siempre sucede. Si no hay una adecuada supervisión, el paciente perderá masa muscular. Esto implica que su gasto energético se verá reducido, y predispone al cuerpo a recuperar el peso perdido (o más): al temido efecto rebote.

Con los mismos hábitos de siempre que nos llevaron a esa situación, y con un gasto energético menor debido a la pérdida de masa muscular, el cóctel letal ya está preparado.

Efectos adversos de los GLP-1

Además de todo lo hablado, no podía dejar de mencionar los efectos adversos de este tipo de fármacos. Que sí, los tiene, como todo fármaco. Eso sí, tengo que reconocer que no suelen ser demasiado graves.

Los más comunes son de corte gastrointestinal: náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, etc. Casi el 50% de los pacientes los sufren. Suelen ser de leves a moderados, y aunque normalmente pasan con el tiempo, en algunos casos han llevado a los pacientes a dejar el tratamiento.

Por otro lado, otro afecto adverso es la mayor frecuencia de problemas en la vesícula biliar, mayormente colelitiasis (formación de piedras dentro de la vesícula). Otros efectos observados son cefaleas, reacciones de la piel en el lugar de la inyección, hiperhidrosis y nasofaringitis.

También pueden darse episodios de hipoglucemia, especialmente en aquellos pacientes que toman sulfonilureas o se administran insulina exógena.

Finalmente, se ha observado que aumentan el ritmo cardíaco de forma leve, aunque relevante, especialmente en aquellos que han sufrido algún problema de corazón.

Conclusión

La semaglutida, por su perfil de seguridad y su eficacia a la hora de reducir el apetito, puede ser un gran aliado a la hora de la pérdida de peso, siempre que se haya intentado previamente un cambio de hábitos y este se haya demostrado insuficiente.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que solo es una ayuda temporal, y que, si no hacemos ningún cambio respecto a la alimentación o a nuestra actividad física, recuperar el peso perdido es solo cuestión de tiempo.

Debemos evitar a toda costa que nuestro peso oscile como una montaña rusa, ya que con cada pérdida de peso podemos perder masa muscular, y en consecuencia, disminuir nuestro gasto calórico y ganar peso cada vez con más facilidad.

Por lo tanto, cualquier fármaco que utilicemos deberá ser una ayuda, un complemento a los cambios que ya estemos haciendo y que vayamos a mantener en el futuro. Sin cambios en nuestro hábitos, es pan para hoy y hambre para mañana.

 

Referencias:

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https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

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