Contenido del artículo
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- Genética en enfermedades autoinmunes
- Diabetes tipo 1 y enfermedad tiroidea
- Diabetes tipo 1 y celiaquía
- Diabetes tipo 1 y otras enfermedades autoinmunes
- Conclusión
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La diabetes tipo 1 es una enfermedad de carácter autoinmune. Es el propio sistema inmune del paciente el que reconoce como un cuerpo extraño a las células β del páncreas y las ataca para acabar con ellas. Con el tiempo no habrá suficientes células para producir y liberar la insulina necesaria y comenzarán a aparecer los distintos síntomas característicos.
Como las desgracias no suelen venir solas, en muchas ocasiones la presencia de una enfermedad autoinmune predispone a la llegada de otras enfermedades autoinmunes. El caso de la diabetes tipo 1 no iba a ser diferente. Entre el 10 y el 30% de los diabéticos tipo 1 desarrollan otras enfermedades autoinmunes.
La autoinmunidad podrá atacar otros órganos además del páncreas. Las enfermedades más comunes relacionadas con la diabetes tipo 1 son problemas en las tiroides y enfermedad celíaca, aunque hay más, pudiendo llegar a darse un síndrome poliendocrino autoinmune. En este caso, los autoanticuerpos atacan más de una zona del cuerpo, dándose diversas enfermedades autoinmunes.
Que conste que no quiero asustarte, ya que lo más común es sufrir solo diabetes, pero pienso que el conocimiento es poder y estar informados nos podría ayudar a detectar el menor síntoma, tanto en nosotros como en nuestros hijos o familiares.
Genética en enfermedades autoinmunes
Como ya te dije, la genética juega un papel clave en el desarrollo de la diabetes tipo 1. El 90% de los diabéticos tipo 1 muestran una genética que predispone a la enfermedad: los alelos DR4-DQ8 y/o DR3-DQ2. Por ejemplo, si un hermano padece diabetes tipo 1, otro hermano tiene un 6% de probabilidades de desarrollarla. Si hablamos de gemelos, las probabilidades de desarrollar la enfermedad ascienden al 50%.
Pues bien, estos alelos son los mismos que vemos más comúnmente en pacientes con enfermedades autoinmunes, y no es casualidad. Esa parte del cromosoma es la encargada de codificar la mayor parte de proteínas del complejo de histocompatibilidad.
Este complejo, explicado de forma simple, se encarga de producir proteínas que se unen a los antígenos, como podría ser un virus o una bacteria, y se lo presentan al sistema inmune para decirle: “oye, este es el malo. Tienes que ir a por él”. El sistema inmune, una vez tiene la foto del malo, lo pone en todos los carteles de se busca y ataca con todas sus armas a todo aquel que se le parece. Una especie de genocidio microscópico.
Quizá tengas que volver a leer los 2 párrafos previos. Es normal. Una vez los hayas entendido, comprenderás porque las personas que presentan esos alelos están tan predispuestas a enfermedades autoinmunes y porque puede aparecer más de una de estas enfermedades.
Diabetes tipo 1 y enfermedad tiroidea
La tiroiditis autoinmune es la patología más común presente en diabéticos tipo 1, siendo de 2 a 4 veces más común que en población general. Dentro de esta, la tiroiditis de Hashimoto (hipotiroidismo) es la más frecuente, y la enfermedad de Graves (hipertiroidismo) es la menos frecuente.
El hipotiroidismo puede aparecer de dos formas: subclínico (TSH elevada y T4 libre normal) o clínico (TSH elevada y T4 libre baja). La forma subclínica de la enfermedad llega a aparecer en aproximadamente la mitad de los diabéticos tipo 1 y se asocia a una mayor cantidad de hipoglucemias y menores necesidades de insulina. La forma clínica aparece en alrededor de un 20% de los diabéticos.
En cambio, el hipertiroidismo se caracteriza por niveles elevados de T4 y de T3 y muy bajos niveles de TSH. Provoca un aumento de la producción interna de glucosa y reduce la sensibilidad a la insulina, lo que conduce a un empeoramiento del control de los niveles de glucosa.
Como en la diabetes tipo 1, en la tiroiditis autoinmune el cuerpo genera autoanticuerpos, aunque en este caso contra la glándula tiroidea. Estos autoanticuerpos pueden ser antitiroglobulina y/o antitiroides peroxidasa (anti-TG y anti-TPO respectivamente). La presencia de ambos indica mayor agresividad del sistema inmune y peor funcionamiento de la glándula tiroides.
Por eso, la función tiroidea y la presencia de autoanticuerpos tiroideos debería ser analizada en el momento en que se diagnostica la diabetes, y revisada cada 2 años. Eso sí, ten en cuenta que la presencia de estos autoanticuerpos no siempre quiere decir que se vaya a desarrollar la enfermedad. Gran parte de los pacientes con ellos no la desarrollan.
Diabetes tipo 1 y celiaquía
La enfermedad celíaca puede llegar a afectar alrededor de un 20% de los diabéticos tipo 1, datos algo menores que los de la enfermedad tiroidea, aunque de nuevo mucho mayores que en población general (se estima que unas 20 veces más).
Además, hay un gran porcentaje de diabéticos tipo 1 que no están diagnosticados de celiaquía por no presentar síntomas, lo que se denomina celiaquía silenciosa. Esto complica el diagnóstico y el curso de ambas enfermedades.
La celiaquía, obviamente, va también muy ligada a la genética. Si en el caso de la diabetes la aparición de la enfermedad en el segundo gemelo era del 50%, en el caso de la celiaquía están entre el 70 y el 85%.
El disparador de la enfermedad celíaca es el gluten, una proteína presente en distintos cereales como el trigo, el centeno, la espelta, la escaña, la escanda o la cebada (y todos los productos y alimentos que contienen estos).
Este gluten activará una cascada de reacciones que provocan la inflamación de la mucosa intestinal y con el tiempo puede desembocar en graves daños intestinales, migrañas, disbiosis, SIBO, candidiasis y un largo etcétera de posibles consecuencias.
En la diabetes los autoanticuerpos destruyen las células β del páncreas. En el caso de la celiaquía los anticuerpos atacan a las células del intestino, los llamados enterocitos. Los autoanticuerpos serán antitransglutaminasa tisular (tTG), y serán los que busquemos a la hora del diagnóstico. Si hubiera deficiencia de IgA (muy común en diabéticos), buscaríamos tTG IgG y EMA IgG.
Es muy importante la detección de la enfermedad celíaca en los pacientes diabéticos, ya que se ha demostrado en varios estudios la eliminación del gluten de la dieta mejora el control glucémico y los valores de colesterol en sangre. Además, los diabéticos celíacos tienen mayor prevalencia de nefropatía, retinopatía y neuropatía diabética, lo que refuerza la necesidad de retirar el gluten.
En la gran mayoría de los casos (el 93% según un estudio), el desarrollo de celiaquía ocurre después de la aparición de la diabetes. Además, no todos los celíacos muestran los autoanticuerpos mencionados. Por ello es importante que, después del diagnóstico de diabetes, vigilemos la aparición de alguno de los siguientes síntomas.
Los síntomas más comunes son: hinchazón abdominal, reflujo y/o acidez, pérdida de peso, fatiga, retraso del crecimiento, infertilidad, baja densidad ósea, deficiencia de hierro, ácido fólico o vitamina B12, …
Diabetes tipo 1 y otras enfermedades autoinmunes
Detrás de las dos anteriores, la tercera enfermedad autoinmune más frecuente en diabéticos tipo 1 es la autoinmunidad gástrica. En este caso, los autoanticuerpos irán dirigidos contra la mucosa del estómago y causarán una reducción del ácido del estómago (hipoclorhidria o aclorhidria).
Como consecuencia, además de un empeoramiento de la digestión, puede conducir a déficits de hierro y/o de vitamina B12, entre otros. Con el tiempo, esto tiene consecuencias para la salud, como anemia ferropénica o anemia perniciosa.
Otras patologías relacionadas con la diabetes tipo 1 son la autoinmunidad tirogástrica (coexistencia de la anterior con tiroiditis autoinmune), hepatitis autoinmune, enfermedad de Addison, uveítis, vitíligo, psoriasis, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, …
Conclusión
La persona con diabetes tipo 1, por su genética, está predispuesta también a otras enfermedades autoinmunes. Las más comunes son tiroiditis autoinmune, celiaquía y autoinmunidad gástrica, aunque pueden aparecer muchas otras. Es por ello por lo que debemos estar vigilantes y actuar al menor síntoma.
Los niños que presentan 2 o más enfermedades autoinmunes presentan niveles de vitamina D 3 veces más bajos que niños sanos. Esta podría ser un pista a seguir, ya que, como te expliqué, la genética predispone, pero es el ambiente el que dispara la enfermedad.
Finalmente, aunque no lo he mencionado anteriormente, es también común la presencia de 2 o más enfermedades autoinmunes que no sean la diabetes. La combinación más común es, como habrás adivinado, la coexistencia de tiroiditis autoinmune y de enfermedad celíaca.
Referencias:
KAKLEAS, Kostas, et al. Associated autoimmune diseases in children and adolescents with type 1 diabetes mellitus (T1DM). Autoimmunity reviews, 2015, vol. 14, no 9, p. 781-797.
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KAUR, Navchetan, et al. Interplay between type 1 diabetes mellitus and celiac disease: implications in treatment. Digestive diseases, 2018, vol. 36, no 6, p. 399-408.
GOODWIN, Gregory. Type 1 diabetes mellitus and celiac disease: distinct autoimmune disorders that share common pathogenic mechanisms. Hormone research in paediatrics, 2019, vol. 92, no 5, p. 285-292.
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