Contenido del artículo
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- ¿Qué es la hipertensión?
- ¿Qué causa la hipertensión?
- Conclusión
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En la entrada anterior te hablé sobre el síndrome metabólico y vimos las distintas manifestaciones que suele abarcar. Te quiero hablar de todas ellas, y voy a comenzar por la hipertensión. Hablaré aquí sobre cuáles son las posibles causas y cómo se desarrolla esta hipertensión.
Antes de nada, quiero repetir (ya lo dije en la anterior entrada) que la hipertensión no es algo normal que ocurre con la edad. Es una patología y NO es normal. Quiero remarcarlo porque en ocasiones me llega el mensaje de que son cosas de la edad y no. Es cosa de una mala salud. Y ahora sí, continuo.
¿Qué es la hipertensión?
Se considera hipertensión cuando la presión arterial sistólica es ≥140 mmHg y/o la diastólica es ≥90 mmHg (comúnmente llamadas la alta y la baja respectivamente).
Hay distintos tipos de hipertensión: primaria, secundaria, pulmonar, etc. La primaria es la más común, abarca más de un 90% de los casos, y es de la que hablaré a lo largo de esta entrada. La secundaria suele ser como consecuencia de la toma de algún medicamento o sustancia, por lo que simplemente con interrumpir el consumo sería suficiente. La pulmonar es algo más compleja y tiene que ver con problemas respiratorios que no nos atañen.
La hipertensión primaria o esencial afecta a más de un 40% de la población adulta española, especialmente a hombres (49.9 vs 37.1%). Además, se calcula que aproximadamente 1 tercio de los hipertensos totales están sin diagnosticar.
Por lo tanto, como verás la hipertensión es una patología muy extendida cuyas consecuencias verás más adelante. Pero antes, voy a intentar que entiendas por qué aparece.
¿Qué causa la hipertensión?
Se considera que la hipertensión se debe en un 60% a factores genéticos y en un 40% a factores ambientales. Como podemos ver la genética predispone, pero son nuestros hábitos los que acaban decidiendo si se manifiesta o no la enfermedad.
De hecho, los datos del estudio NHANES apuntan a que el 75% de las hipertensiones se deben a casos de sobrepeso y obesidad. Por tanto, podría concluir que la obesidad y el sobrepeso son la principal causa de la hipertensión y quedarme tan ancho. Pero voy a rascar un poco más. Quiero llegar a las causas reales. Y hay más de una.
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Sobreactividad del sistema nervioso simpático
Dentro del sistema nervioso hay varias divisiones. Una de ellas es el sistema nervioso simpático. Este es el que se activa en condiciones de lucha o huida (y estrés). Se encarga de aumentar la frecuencia cardíaca, estimular la liberación de adrenalina, dilatar los bronquios y por supuesto, aumentar la presión arterial. Este es el factor más influyente en la hipertensión.
Pues bien, se ha observado que la activación de este sistema nervioso es una de las principales causas por las que aumenta la presión arterial. Se activa por diversas causas: estrés crónico, hiperinsulinemia (que te recuerdo está presente cuando hay resistencia a la insulina), hiperleptinemia, …
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Dietas altas en sodio
El sodio y el potasio son los dos minerales que utiliza el organismo para mantener el equilibrio en los fluidos. Durante nuestra evolución como especie, la sal (concretamente el sodio) era un bien escaso y que consumíamos en muy poca cantidad. Por ello desarrollamos gusto por la sal en los alimentos, como mecanismo de supervivencia. En cambio, nuestra dieta era rica en minerales como el magnesio y el potasio.
Hoy en día sucede lo contrario. Nuestra dieta es alta en sodio y baja en potasio y magnesio. Se calcula que el 80% de la población presenta niveles bajos de magnesio, y el equilibrio sodio-potasio se ha roto.
El exceso de sodio provoca una mayor retención de líquidos e hipertensión. El organismo, utiliza esta hipertensión para eliminar este exceso de sodio. Pero claro, si ingerimos altas cantidades a diario, es imposible recuperar el equilibrio que el cuerpo busca con tanta desesperación. Por tanto, la clave está en recuperar ese equilibrio.
Esto es lo que reflejan algunos estudios. Por ejemplo, en una revisión se observó que aumentar el consumo de potasio en hipertensos reducía la tensión arterial en mayor medida que reducir el sodio. En otro estudio, se observó que una mayor consumo de potasio y de magnesio, pero no reducir el sodio, se asociaba con menor riesgo cardiovascular.
Finalmente, en otro estudio se observó que el menor riesgo de mortalidad está en un consumo de entre 3 y 6g de sodio al día. Tanto una mayor cantidad como una menor cantidad se asociaba a mayor mortalidad. Por tanto, la sal o el sodio no es un problema, si no que el problema es el exceso de sal que ingerimos, en su mayoría a través de ultraprocesados.
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Disfunción endotelial
El endotelio es la capa interna que tapiza los vasos sanguíneos. Además de cubrirlos, en él se generan una serie de sustancias con efecto relajante o constrictor, según la situación, que contribuirán a aumentar o disminuir la presión arterial según las necesidades.
Los mayores reguladores de esta presión arterial son el óxido nítrico (NO) y la endotelina, con función relajante y constrictora respectivamente.
En situaciones de inflamación crónica de bajo grado y de estrés oxidativo, como ocurre en aquellos con malos hábitos alimentarios y sedentarios (entre los que se encuentran obesos, diabéticos tipo 2 y todos aquellos que presentan síndrome metabólico), tiene lugar una inactivación del óxido nítrico por el ion superóxido y otros radicales libres, lo que elimina su capacidad vasodilatadora.
También en este perfil de paciente hay un aumento tanto de la endotelina como de otros factores de crecimiento que favorecen la trombosis y la aterosclerosis, como son el factor de crecimiento derivado de las plaquetas, el factor de crecimiento insulínico y el factor de crecimiento de fibroblastos.
Como verás, estos cambios no solo favorecen la hipertensión arterial, sino también la aparición de enfermedad cardiovascular, que está muy fuertemente relacionada con la hipertensión.
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Sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS)
La renina es una enzima que se encuentra elevada en hipertensos. Es liberada en los riñones y circula por el organismo, cuya función es la de transformar el angiotensinógeno en angiotensina I, que posteriormente será convertida en angiotensina II.
La angiotensina II es un potente vasoconstrictor, lo que provocará un aumento de la tensión arterial. Además, favorece la retención de sodio y la liberación de aldosterona y vasopresina. Ambas son hormonas que actúan en los riñones para favorecer (de nuevo) la retención de sodio y de agua, que también provocará (como habrás adivinado) un aumento de la presión arterial.
RAAS tiene tanta influencia en la tensión arterial que la mayor parte de los medicamentos antihipertensivos actúan a este nivel, intentado impedir la conversión a angiotensina II o que esta se una a sus receptores.
Este sistema tenía una función: la de evitar la caída de la presión arterial ante una pérdida de sangre, deshidratación o una falta en la ingesta de sodio. En el entorno donde el homo sapiens evolucionó (África), donde el ser humano estaba sometido a altas temperaturas, lo que implica pérdida de sodio por el sudor, y una dieta alta en potasio y baja en sodio, este sistema fue clave para nuestra supervivencia. Hoy en día, sucede más bien al contrario.
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Obesidad
Parece que el sobrepeso y la obesidad producen una hiperactivación del sistema nervioso simpático (te sonará porque te he hablado arriba sobre él) con el objetivo de aumentar la quema de grasa. Esta activación crónica del sistema nervioso simpático será como hemos visto causante de la hipertensión.
Por otro lado, sabemos que las células grasas, especialmente las de la zona abdominal (grasa visceral) producen diversas citoquinas y hormonas, entre ellas leptina y angiotensinógeno (que te sonará del apartado anterior). La leptina provoca la activación del sistema nervioso simpático. Por otro lado, el angiotensinógeno en exceso fomentará la hiperactividad del sistema RAAS.
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Apnea del sueño
Los episodios de apnea obstructiva del sueño se asocian con episodios de hipoxia, es decir, de falta de oxígeno. Esta falta de oxígeno activa el sistema nervioso simpática, cuyas consecuencias ya hemos visto. Sin embargo, este causa solo afecta a un bajo porcentaje de los casos.
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Resistencia a la insulina
La resistencia a la insulina tiene como consecuencia un aumento en la secreción de insulina, con la intención de que las células dejen de hacer oídos sordos y respondan a ella.
La insulina tiene efectos hipertensivos mediante distintos mecanismos: aumento de la retención renal de sodio, activación del sistema nervioso simpático, alteración del transporte de iones, hipertrofia de los vasos resistentes, etc.
De hecho, se ha visto que una dieta baja en calorías provoca una caída en los niveles de insulina y como consecuencia también baja la presión arterial.
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Ácido úrico
En aquellos pacientes con hiperuricemia (ácido úrico elevado), ya desencadene gota o sea asintomática, el riesgo de enfermedad cardiometabólica está aumentado. Esta hiperuricemia puede provocar vasoconstricción renal. Además, este exceso de ácido úrico aumenta el estrés oxidativo, que como ya te he explicado afecta a la función del endotelio y causa hipertensión.
Los niveles de ácido úrico en sangre tienen mucha relación con el consumo de azúcares simples, especialmente de bebidas azucaradas. Por tanto, este sería otro punto donde los hábitos tienen mucho que decir.
Conclusión
Sé que el artículo ha sido denso, así que voy a realizar una síntesis de él en pocas líneas:
La obesidad es el principal factor causante de la hipertensión. El acúmulo de grasa visceral provoca la liberación en exceso de ácidos grasos libres, leptina y angiotensinógeno y otras partículas inflamatorias.
Los ácidos grasos libres provocan resistencia a la insulina, lo que implicará una mayor liberación de insulina. Como hemos visto, la insulina es hipertensiva ya que provoca una mayor activación del sistema nervioso simpático, vasoconstricción y una mayor retención de sodio. La leptina a su vez también estimula el sistema nervioso simpático.
El exceso de angiotensinógeno provoca una mayor síntesis de angiotensina II, con potente actividad hipertensora, y a su vez aumenta la liberación de aldosterona y vasopresina, hormonas también hipertensoras.
La mayor retención de sodio a nivel renal provocada por estos procesos también causa un aumento de la tensión arterial. Finalmente, la inflamación crónica de bajo grado y el estrés oxidativo inactivarán el óxido nítrico y potenciará la endotelina, vasoconstrictora, y otros factores de crecimiento que favorecen la trombosis y la aterosclerosis.
Espero haber dejado clara la relación entre la obesidad y los malos hábitos y la hipertensión arterial. La mejor forma de reducir la tensión arterial es mediante la pérdida de peso sostenida en el tiempo mediante un cambio de hábitos. Si quieres, te ayudo.
Referencias:
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